Las guerras adrianas (cap: XXXI): la proclamación
La política se forja con la guerra y con la imagen. Hoy se estudia la guerra en los mapas de Enric Juliana y Juliana lo que hace no es otra cosa que darnos una imagen provisional y ordenada de Occidente vista desde el frente y desde Bruselas. Rusia o Israel cultivan la siniestra imagen de la guerra en el espejo de las olas de Oriente. La UE finge que se mueve, como si estuviera abocada a un último apocalipsis que no vendrá, porque todo sigue en su mismo orden: populares, socialistas y liberales. España ofrece la imagen europea de Pedro Sánchez aupado a la ola de la democracia. A Sánchez lo salva Europa, mientras Isabel Díaz Ayuso entrega una imagen caribeña de la zona AZCA de Madrid y en Salamanca, el calor y los pijos ya no se soportan. La leyenda negra de nuestro país se diluye cada vez que el presidente español pisa el Parlamento Europeo. La política, ya digo, se forja con la guerra y con la imagen. El diplomático Javier Colomina será el representante especial de la OTAN para el flanco sur.
Putin sabe que las naciones modernas ya no las forja sólo la guerra o el imperio sino la leyenda y la imagen. El cine es la crónica del tiempo político más la moda de los filósofos. Así, Nietzsche cena con los románticos de Alemania y acude con el bigote trenzado para una comedia en Berlín. Nietzsche sabe que al poeta lo hace la presencia más que el dodecasílabo. Las modernas democracias son ya pura imagen. Políticos y filósofos conocen el secreto: no basta con vender uno sus libros sino que debe venderse en cuerpo y alma como en el Romanticismo.
Quevedo fue la gran factoría literaria que tapizó una imagen de España. España es democracia e imagen. Pedro Sánchez sabe esto y se lanza a potenciar y representar una democracia española que son miles según las exigencias de las penínsulas, los nacionalismos y las comarcas. Sánchez resuelve Europa junto a Donald Tusk y Úrsula von der Leyen, capaz de perder elecciones y ganar gobiernos inspirados en la vieja utopía de la Europa federal. La imagen, efectivamente, se cultivaba ya en Roma y de cierto romano ilustre se cuenta esto: «Prefiero que me pregunten por qué falta su estatua en Roma a que me pregunten por qué tengo yo estatua en Roma».
Las guerras adrianas nos dieron la imagen certera de las dos cabezas de la FSA en un momento de incertidumbre política regional. Asturias también es democracia e imagen. Adrián Barbón y Adriana Lastra son guerra e imagen. Lady Macbeth fue proclamada ayer oficialmente Delegada de Gobierno. Se arrogó un discurso presidencial, ofreciendo un nuevo mapa del socialismo al que le faltó credibilidad y le sobró arrogancia. Adrián Barbón anuncia una Oficina Económica, que es la mayor enmienda a sus consejeros del ramo. El problema de Lastra y Barbón es que leen desacompasados los tiempos políticos. Mientras Sánchez quiere hacer un sanchismo controlado, apagando la factoría del fango y controlando a los suyos, Adriana Lastra quiere ser más sanchista que Sánchez y en Ferraz se busca otra cosa. Mientras Ionway suspende la fábrica de baterías en el puerto de El Musel, Barbón trata de resolver las inversiones económicas de la comunidad con una imagen. A su manera, uno y otro son la Evita Perón que gobernó Argentina mediante una imagen trágica y dramática de cabaretera. No lo hizo mal. Del sarao de ayer, sólo Paquita Salas logró emocionarnos con sus lágrimas. Lo demás sólo anuncia un serio problema. Ay.