Gijón: hijos de una democracia menor
Ruido en el Tribunal de Cuentas, ruido en las empresas municipales, ruido en la Plaza Mayor. Carmen Moriyón, que había retornado a la primera línea política de la actividad local de Gijón con el propósito de recomponer la convivencia vecinal, se ha decantado finalmente por el ruido, la agitación y la propaganda, antes que por la pluralidad y la transparencia, durante su primer año de gobierno. En 2024 nos hemos situados en otras coordenadas diferentes a las del periodo 2019-2023. Nos encontramos en una democracia menor, devaluada, que pacta con el neofascimo, ignora a la oposición, entorpece la labor de los órganos de fiscalización y control externos y minimiza a las minorías sociales. Gijón es, un año después de las elecciones del 28 de mayo, una ciudad más opaca y menos sensible a la diversidad social y al pluralismo político. Los cimientos de su democracia liberal se han resentido.
El brillante periodista Eduardo Paneque, buen conocedor de la política local, duro y áspero en las ruedas de prensa, daba en la clave de esa inercia hace unos días en su cuenta de X: «¡Menudo mes de polémicas locales que llevamos! Xixón, sin apoyo al colectivo LGTBI por el Orgullo. La Alcaldesa condenada por el Tribunal de Cuentas y el Principado afea al Ayuntamiento que vaya por libre negociando con una empresa china». Al perspicaz comentario de Paneque se sumaba la coincidencia horaria entre la entrega de medallas del Ayuntamiento de Gijón y la manifestación por el Orgullo Gay. IU y Podemos ya han anunciado que tampoco comparten el formato que busca concentrar el foco mediático en el gobierno, arrinconando nuevamente a los partidos que componen la oposición a lo largo de la celebración. Nuevamente, las minorías son apartadas.
Los acuerdos firmados con PP y el concejal tránsfuga (ex-Vox) están determinando muchas cosas. Van dejando surcos y, paulatinamente, se observan sus efectos. El concejal Oliver Suárez influye más de lo que aparenta, aunque su imagen haya quedado tan reducida que ni siquiera aparezca en los videos promocionales del gobierno. La inversión en marketing y propaganda se ha disparado. Jaime Fernández Paíno, jefe de gabinete y ahora Director de Programas de Ciudad, ha gestionado la Casa Consistorial como si todo formara parte de un capítulo de House of Cards. Y ciertamente, mueve los naipes del gobierno a su antojo. Es nuestro particular Frank Underwood. Su visión política está siendo útil para ocultar las voces discrepantes dentro y fuera del Ayuntamiento de Gijón pero también dentro y fuera de su partido.
Al albur del comentario de Eduardo Paneque, se pueden analizar los síntomas que expresan este debilitamiento de la democracia liberal en Gijón.
OPACIDAD DEL GOBIERNO Y CONDENAS DEL TRIBUNAL DE CUENTAS
La relación de Foro con el Tribunal de Cuentas está siendo complicada. La Alcaldesa de Gijón ha sido condenada ya en dos ocasiones por desviar de forma negligente fondos destinados al uso de su grupo municipal durante el periodo 2019-2023. Carmen Moriyón adujo, tras la segunda sentencia, que esos gastos personales, más de 30.000 euros imputados a su grupo (funiculares, comidas, sobresueldos), no dejaban de ser parte de un error contable. Sin embargo, la relación de Foro con el Tribunal de Cuentas es problemática en otros ámbitos.
En noviembre, el hoy ex-gerente de EMULSA, Esteban Álvarez Lago, trasladó al órgano de control otra denuncia para que investigase las irregularidades contables de la Empresa Municipal de Limpieza que, supuestamente, se produjeron durante los dos mandatos anteriores de la Alcaldesa (2011-2019), cuando gobernaba en minoría y EMULSA estuvo presidida por Fernando Couto y Esteban Aparicio. Conviene recordar que fueron el concejal del PP, Rodrigo Pintueles, y la propia Alcaldesa quienes, a pocos meses de su llegada al gobierno en 2023, anunciaron una investigación derivada del informe firmado por Álvarez Lago que indicaba la supuesta desaparición de, al menos, 16 millones de euros, del fondo voluntario de reservas de la empresa pública. Pocos días después, paradójicamente, Pintueles cesaba al gerente. Todo parece indicar que desde el Ayuntamiento se obstruyó la incoación de alegaciones al órgano de control, no trasladando al Tribunal ni un sólo documento que aportara pruebas o indicios de menoscabo en las cuentas, indicios que sí había encontrado Álvarez Lago. El órgano desestimó la investigación
Pocos meses después de la denuncia, se confirmó que Rodrigo Pintueles no había elevado ninguna alegación ante el Tribunal de Cuentas y hoy se presume que lo hizo con un único fin: que se archivara la causa por falta de indicios suficientes. Algún día sabremos, y será más pronto que tarde, quién estaba interesado en que no se investigase, quién ordenó al concejal del PP que paralizase esa investigación y por qué. Recuerden quién presidía EMULSA en el primer y segundo mandato de Moriyón: Fernando Couto.
La reacción de la vice-alcaldesa popular, Ángela Pumariega, posible candidata a presidir el PP de Gijón ha consistitdo en banalizar la sentencia del Tribunal de Cuentas que condenó a la alcaldesa. La popular, pendiente de hacer una declaración testifical ante el mismo órgano por otro caso que atañe directamente a su grupo, se ha puesto de perfil y continua ocupando el cargo. Que nada ni nadie altere el acuerdo de gobierno entre Foro y PP.
No obstante, la última sentencia ha abierto grietas en uno y otro partido. Durante el mandato anterior, los líderes de la organización regionalista fundada por Francisco Álvarez Cascos, y los responsables del PP llegaron a estudiar una moción de censura contra la regidora socialista, Ana González. La moción no estaba pensada para apartar a González sino más bien para interrumpir el regreso de Carmen Moriyón al gobierno municipal. Fuentes de Foro afirman que se llegó a barajar una candidatura conjunta, algo a lo que el partido presidido por Moriyón finalmente no accedió y que habría convertido a Diego Canga, candidato asturiano del PP, el hombre comunitario, en presidente del Principado. Hoy, los concejales de Foro que platearon ese escenario están apartados de los medios y han sido prácticamente depurados. Nadie confía en ellos.
Sea como fuere, mientras se espera la sentencia del juzgado de lo social que determine si EMULSA ejerció represalias contra el ex gerente que intentó aclarar si hubo irregularidades o no tras su cese fulminante de la empresa, el presidente del PP, Pablo González comparecía la semana pasada también ante el Tribuna de Cuentas por una causa similar que se desarrolló cuando fue portavoz municipal en el mandato 2015-2019. El senador popular tiene abierto juicio que se celebrará el próximo 25 de noviembre a las 10.30.
LIQUIDAR LA PLURALIDAD POLÍTICA
El acuerdo entre Foro y PP ha redimensionado la propaganda municipal. El interés general de salvaguardar una opinión publica informada ha quedado subordinado a los intereses particulares de algunas empresas (OTEA) y un partido que gobierna sin capacidad para gestionar nada. Bajo una cultura narcisista que traslada a las redes sociales la percepción de normalidad y progreso de la ciudad, se pone en práctica una estrategia populista que conduce a la ciudad hacia el “atrasismo, fenómeno acuñado por el gran periodista Dioni López.
El objetivo primordial de FORO en este mandato no es otro que arrinconar en el ostracismo mediático a los partidos de la oposición y rescatar a un electorado de centro derecha mediante el secuestro de cualquier derecho conquistado por las minorías. Gijón ya no es referente ni de modernidad ni tampoco de igualdad. En palabras de López, publicadas en La Marea: «Hoy, el populismo reaccionario, al que podemos llamar atrasismo, diría que tirar una cabra desde el campanario es una tradición que merece ser defendida y que los progres no tienen derecho a decirles lo que tienen que hacer. Vamos a la edad de la penumbra».
Las represalias a un gerente que busca aclarar un posible delito dentro de una empresa municipal, el retorno de la Feria Taurina durante la Semana Grande de Gijón, la ocultación de la bandera arcoíris del balcón del Ayuntamiento o la inclinación a convertir la vida cultural de la ciudad en el negocio de unos pocos, vienen a ser cuatro ejemplos graves del atrasismo en la ciudad. Cuatro síntomas que han envilecido el funcionamiento democrático de sus instituciones.
José María Lasalle, ex-Secretario de Cultura de Mariano Rajoy y uno de los más lúcidos analistas del declive de la democracia liberal, acertaba al afirmar que el hiperliderazgo y el populismo como recurso ideológico para verticalizar el poder de las democracias y acelerar la toma de decisiones con análisis lineales se ha convertido en moneda de cambio de partidos de la derecha (y la izquierda, habría que añadir). Consecuencia de esa aceleración es lo que aquí se ha venido en llamar “políticas del vértigo” que no todos saben poner en práctica eficazmente.
La simplificación del análisis de la realidad de Gijón ha conducido a proponer el soterramiento de El Muro y a esconder el proyecto en un cajón, a especular con el Vial de Jove hasta el paroxismo, la privatización del ocio y la cultura, abriendo paso a la aceleración de los sentimientos, que diría Lasalle, y a la jibarización de las voces discrepantes. En el modelo democrático que racionalizaba el diálogo y el consenso se ha abierto una frontera entre amigos y enemigos que ha roto la lógica de la toma de decisiones. Lo que se calcula hoy en Gijón son los conflictos y no tanto los acuerdos y como aquellos pueden servir para polarizar aun la ciudad e inspirar las decisiones que adopta el gobierno. Un gobierno, por cierto, que, durante un año, no ha sido capaz de licitar un solo proyecto de su programa, pero sí ha servido para menguar la pluralidad política de la ciudad.
Volvemos a X, donde hace un par de horas Paneque vuelve a recordar que el Ayuntamiento continúa sin declaración institucional en defensa del colectivo LGTBI, no parece dispuesto a izar la bandera y, por supuesto, tampoco a facilitar que los concejales puedan ir a la manifestación convocada. La Alcaldesa sí irá a bendecir las aguas. Ya saben, la tradición.