Del extraño arte de meterse en el armario
Sobre la marcha LGTBI+ y el mundo que arde en prosa
Resulta difícil salir del armario, pero más difícil todavía es volver a meterse otra vez dentro de él. Sin embargo, Culo Rosa ha logrado hacer de este gesto un noble arte, al menos, desde hace un año, el tiempo que ha transcurrido desde que Foro retornó al gobierno municipal de Gijón, acompañado de PP y Vox. Culo Rosa y su novio se han colado entre la muchedumbre arcoíris. Les acompañan Copito de Nieve y Puma. Juntos pero no revueltos, elegantes, pero no tanto, parecidos a sí mismos, como cuatro jóvenes mormones, que tienen que volver, puntuales, a su cita en el teatro.
Es sábado y se entregan las medallas de la ciudad. San Pedro nubloso, como un día cansado de tiempo, abandonado a su suerte y al bochorno. Culo Rosa espera como un acantilado de azogue la ola arcoíris de gays y lesbianas, transexuales y binarios, fluidos, alegre y gritones, como un corrientazo eléctrico de color que, presume Culo Rosa, los dejará fuera de juego durante unos minutos. Lo importante es dejarse ver, entrar en la corriente, saludar, sonreír y, después, irse. Lo importante es justificar lo injustificable. «Que nadie se distraiga, en el coliseo nos esperan las medallas».
¿Era esto lo que buscaba? ¿Para esto hemos llegado hasta aquí? Culo Rosa no se hace este tipo de preguntas y menos aún cuando tiene que pensar en las palabras que la provinciana tiene que preguntar. Se le espera sobre el escenario, entre galardonados y un anfiteatro que huele a crimen y castigo. Son otros los que se hacen las preguntas, pienso, mientras camino junto a Bustarviejo y observo la discreta retirada de Culo Rosa del rio multicolor.
Son los mismos que han salido a gritar las viejas proclamas hace cuarenta años y hoy entrega el testigo a los que las pronuncian cuarenta años más jóvenes. Gijón no se termina nunca. Bustarviejo ha salido a la calle acompañado de sus nietos y su mujer. El viejo socialista, ex-comunista, compañero de batallas con Nico Sartorius, piensa despierto y dormido el mundo de las ideas. Ha convertido la pausa en una ética. Mira el orbe acelerado y después lo mastica, lo deglute, cada mañana, ante el último ensayo, ante la última página del digital. El mundo necesita desentrañar su código mutante, variable, antes de que el nieto reclame su atención y reduzca todo a una sencilla pregunta que busca una compleja respuesta: «Abuelo, ¿te gusta más el fútbol o la política?
Dejar un mundo de certezas, desentrañar la verdad penúltima. No es tarea fácil. «Las dos cosas», responde y se convence, me convence, de que el 8 de Marzo y la Marcha del Orgullo son los dos vectores que sacan a la ciudadanía a la calle. Hay días como flechas que siempre aciertan en la diana de la rebelión política. He aquí una penúltima certeza.
«El 1 de mayo, el día del trabajador, se ha quedado para los puentes y el feminismo es hoy el átomo con el que el mundo reaccionario (Foro, PP y Vox) muerde en hueso», afirma Bustarviejo, noble y carrasposo. Tiene razón. Los derechos de la mujer y de cualquiera que se sienta partícipe del movimiento LGTBI son los átomos que provocan el agravio y la reacción. En torno a eso y un planeta más respirable, se va construyendo una nueva comunidad. La igualdad, la libertad y la solidaridad son los sustantivos de esta comunidad. Mientras tanto, los melancólicos de Foro, PP y Vox ya están en el Teatro Jovellanos, dispuestos a continuar con la prosa institucional de la vida. Ha comenzado la entrega de las medallas. Han comenzado los discursos. Culo Rosa no se hace preguntas. Escribe discursos, planea estrategias, organiza puestas de escena. De los fascistas cantando vivas a José Antonio el día anterior ya nadie se acuerda, piensa.
Pero los concejales del bloque de la izquierda, PSOE, IU y Podemos, han llegado, arrastrados por la marcha arcoíris, hasta el balcón de la Casa Consistorial, como un acto clandestino, prohibido, imprevisto. Algo se escapa al mundo que arde en prosa. Y aquí es donde se produce el punto de inflexión de la política local. La prosa de la vida se consume y la vida se hace camino. Porque esto no estaba en la agenda de nadie, porque no estaba en los planes de Culo Rosa que alguien colgara la bandera arcoíris del balcón y menos que nadie Culo Rosa, que siente que le han tomado la matrícula, dentro y fuera del Ayuntamiento, dentro y fuera del armario. Algo sutil ha cambiado.